miércoles, 2 de junio de 2010

Un poco de beat


Perdón si ofendo, pero cuatro son muy pocos seguidores para que de verdad me crea este rollo del blog. Importante es contar historias, pero sólo si alguien las escucha-lee-toca-huele-ve. El típico asunto del emisor-receptor, que decían en la facultad de Periodismo por aquello de rellenar horas entre tanto vacío teórico.
¿A qué dedico este rato de descanso entonces? Podría hablar de Mad Men, pero ya que otros me pagan por hacerlo me reservo la exclusiva. Sigo enredado con Mark Twain, así que no hay novedades literarias que añadir. De cine paso porque la cartelera últimamente me da pereza. Prefiero los dvd: compré "Factotum" el otro día y me gustó. Para quien no la haya visto, es un pseudobiopic silencioso (silencioso porque apenas hay diálogos) sobre Charles Bukowski, el escritor favorito de los estudiantes de Periodismo hasta que aprendemos a leer. A mí Bukowski me da un poco de grima. Me aburren sus erecciones, eyaculaciones, máquinas de follar, cañerías musicales y demás parafernalia erótico-lisérgica. Y prefiero a los beats. Bukowski no fue beat, sino el hombre que nunca estuvo allí aunque pudiera parecer lo contrario. Entendamos por "allí" el universo paralelo en el que bailaban los cerebros de Kerouac, Ginsberg y compañía. "Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques", por cierto, libro inédito (inédito hasta que lo publicaron) de Kerouac y Burroughs, es tan divertido que te dan ganas de haber sido beat. Mentira: la realidad es que siempre he querido ser beat. O Gainsbourg. Pero ésa es otra historia.

P.D.: Jack Kerouac también tenía gato. Se llamaba Tyke y le dedicó unas líneas. Si para ser beat hay que tener gato y escribir sobre él... me voy acercando al arquetipo.