miércoles, 23 de febrero de 2011

El bogavante


Apenas había amanecido cuando el teléfono comenzó a sonar. (Sin tregua). Incapaz de cogerlo, supuse que eran los del concurso radiofónico y que por fin me habían seleccionado para el sorteo del bogavante. Al despertarme, vi la llamada perdida. La oportunidad perdida.

La noche anterior no había cenado, así que imaginé que todo era fruto (fruto o marisco) de una pesadilla, a que quien hambre tiene con calderetas sueña. O que, de haber respondido, el animal estaría ahora esperándome para bailar un agarrado; las pinzas recién limadas y los ojillos negros como el azabache.

Al día siguiente, el teléfono volvió a la carga y lo cogí por si las moscas (moscas o marisco).

Desenlace: madrugón en balde. Un taller de electrodomésticos tuvo antes mi número y la gente aún llama cuando se le rompe la lavadora.


P.D. Nota para mitómanos: la historia es más o menos real.
P.D.2. Mi plato favorito es el arroz con bogavante, creo.

miércoles, 16 de febrero de 2011

El plan Pasolini


"Haré cine cada vez más difícil, más árido, más complicado, y quizá incluso más provocador, para que sea lo menos consumible posible, exactamente igual que con el teatro, que no puede convertirse en un medio de masas, por lo que el texto permanece sin consumir."

Esto lo dijo Pasolini a finales de los 60 y quizá entonces ni sospechaba que la cosa iría a peor. A muchísimo peor. Cincuenta años después, frente a la acumulación de basura pseudocultural sólo queda eso: crear de una manera lo menos consumible posible. El underground para salir a flote, en fin.

Escribir libros que no va a leer casi nadie, incluso escribir blogs que no lee casi nadie, quizá sea una buena foma de comenzar.

Feliz semana.

P. D.: Estupendo libro, inédito hasta ahora, el que acaba de publicar Errata Naturae: Nueva York, de Pier Paolo Pasolini.

P.D. 2.: Más recomendaciones literarias en el Diario de un Bon Vivant.

domingo, 6 de febrero de 2011

Relato: La peste


Hoy me atrevo y publico un relato de esos que voy acumulando en "Mis Documentos" a la vez que los envío a concursos en los que nunca gano. Por lo menos que lo lea alguien. Espero que os guste.

LA PESTE

Mamá ha muerto y nosotras no sabemos qué hacer.
Papá dice que no lloremos, pero eso es muy difícil cuando tienes ocho años (bueno, mi hermana tiene ya diez) y te cuentan que tu mamá se ha ido al cielo. Que no vas a verla más.
Papá insiste en que la vida debe seguir por más que él se pase el día encerrado en su despacho.
Papá nos grita enfadado que no demos vueltas como almas en pena y, aunque no entendemos a qué se refiere, creo que seguimos haciéndolo porque lo repite todo el rato.
Mamá ha muerto y la abuela ya no viene a visitarnos. Nos parece un poco raro porque la abuela siempre dice que no puede estar un solo día sin vernos. A lo mejor es que también se ha muerto, pero imagino que papá nos lo habría dicho. Igual que cuando nos llamó para explicarnos lo de mamá. Lo de que estaba muerta.
Mi hermana tiene diez años y yo ocho. Nos llevamos bien, aunque a veces discutimos por tonterías. Hace un rato nos hemos enfadado porque ella quería entrar en el dormitorio de mamá y yo me he negado. No quiero hacerlo porque papá nos lo ha prohibido. Además, huele fatal. Cuando venga la abuela le diré que eche un poco de su perfume de violetas para que se quite esta peste.
Papá dice que no huele a nada, que sólo digo tonterías.

P.D. La imagen que ilustra el relato es del pintor danés Peter Ilsted, que siempre recreaba atmósferas de terror victoriano. Aunque a veces también me recuerda a Hopper por su manera de plasmar la soledad. El mal rollo en formato cuadro.