jueves, 7 de abril de 2011

Al mal tiempo...


Podría escribir una oda al mal tiempo. Una elegía si acaso. Pero las plañideras se le daban mejor a Lorca y yo tiro más a la sonrisa obtusa del querido Twain. No digo nada nuevo. Tampoco comparación ni símil, sino recurso facilón cuando no sabes qué contar y crees que ya toca actualizar el escaparate. Este.

Retrocedamos en el tiempo, a pesar de que no deberíamos: desde que me metí en la cama para emular al bigotes de Missouri, hace un mes o más (una vida)... apenas si he salido.

En cuerpo un poco. Pero en alma nada.

Hasta hoy: al haber tenido insomnio (la ojera total, la desesperación) me he no-despertado y no he parado quieto hasta encontrar el alma, alma de cántaro, en el fondo del edredón. Estaba ahí escondida, ahí donde viven los monstruos, como si quisiera acurrucarse junto al gato que no hay. Me la he puesto debajo del cuerpo y me queda genial porque he adelgazado (no dormir fulmina kilos).

Y aquí estoy, en cuerpo y alma.

No quiero saber más de quienes no quieran saber más.

...buena cara

P.D. La banda sonora hoy sólo podía sonar así: GOOD FOR MY SOUL. The Jesus & Mary Chain vuelven a casa.

P.D.2. La foto es, una vez más, de "Where the wild things are". Porque ahora lo entiendo todo.

4 comentarios:

  1. Fantástico relato. Y valiente. Bienvenido a casa. Bienvenido a la vida. Porque el corazón no deja de latir cuando mueren las cosas, sino cuando dejan de tener valor. Gema

    ResponderEliminar
  2. Y porqué me siento identificada con este texto?
    En fin. Genial. Gracias por las emociones reunidas.
    Un besazo.

    ResponderEliminar
  3. Pues ya sabes, ahora sólo hay que volver a coger esos kilos!

    ResponderEliminar
  4. gracias por la canción, en verdad alimenta el alma. Un saludo¡

    ResponderEliminar